Donald Trump cumple este domingo seis meses de su regreso a la presidencia de Estados Unidos, un periodo marcado por su agenda proteccionista, medidas migratorias radicales, recortes fiscales y una creciente división política dentro y fuera del país.
Durante este primer semestre, el mandatario reactivó su política de “América Primero”, con aranceles que tensaron las relaciones comerciales con aliados tradicionales como México, Canadá y la Unión Europea.
Aunque logró acuerdos temporales con China, Reino Unido y otros socios, Trump notificó aranceles de entre el 20 % y el 40 % a decenas de países.
En materia internacional, ordenó recortes en ayuda exterior, exigió a la OTAN elevar su gasto en defensa del 2 % al 5 %, y ha presionado por soluciones en conflictos como Ucrania y Gaza, reforzando su alianza con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.
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La política migratoria se endureció. Aumentó el financiamiento a ICE, incrementando redadas y deportaciones. Se eliminaron beneficios del Estatus de Protección Temporal para nacionales de países como Venezuela, Haití y Honduras.
En ciudades como Los Ángeles, el despliegue de marines y Guardia Nacional provocó tensiones con autoridades locales y protestas ciudadanas.
En política interna, Trump celebró la aprobación de su paquete de recortes fiscales, aunque el déficit aumentó en 2.8 billones de dólares.
La ruptura con Elon Musk, quien renunció a su cargo en el Departamento de Eficiencia Gubernamental y lo acusó de estar vinculado al caso Epstein, generó una crisis de confianza incluso dentro de su base electoral.
Trump, no obstante, asegura que Estados Unidos retomó su liderazgo:
“Hace un año éramos un país muerto y ahora somos la nación más pujante del mundo”, dijo esta semana.