La violencia volvió a golpear a la región de la Costa Chica de Guerrero, luego de que al menos seis policías comunitarios de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) fueran asesinados la noche del sábado tras una emboscada armada en el municipio de Ayutla de los Libres.
De acuerdo con fuentes ministeriales, el ataque dejó también al menos cinco elementos comunitarios heridos.
Las autoridades advirtieron que la cifra de víctimas podría aumentar, ya que los peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE) no han podido ingresar a la zona debido a que los comunitarios impidieron su acceso, lo que ha retrasado las labores de levantamiento de cuerpos y recopilación de pruebas.
El ataque se registró cuando los policías, originarios de la comunidad de El Cortijo, se dirigían hacia la localidad de El Rincón, ambas en Ayutla, aproximadamente a 139 kilómetros de Acapulco.
Disputa criminal en la Costa Chica
Fuentes de seguridad indicaron que en la región se libra una violenta disputa entre los grupos delictivos conocidos como “Los Ardillos” y “Los Rusos”, aunque no se ha precisado a cuál de estas organizaciones se atribuye la emboscada.
El municipio de Ayutla ha sido escenario de reiterados episodios de violencia vinculados al narcotráfico y a la lucha por el control territorial.
La situación se agravó tras el asesinato en octubre de 2023 de Bruno Plácido Valerio, líder fundador de la UPOEG, quien fue acribillado afuera de las oficinas de la Secretaría de Salud en Chilpancingo.
La UPOEG, integrada desde 2013 como un sistema de autodefensa ciudadana, ha mantenido una presencia activa en distintas comunidades de la Costa Chica.
No obstante, con el paso de los años, sus integrantes han quedado en medio de enfrentamientos con grupos criminales que buscan dominar la zona.
Ola de violencia en Ayutla
La localidad ya había registrado en 2024 una ola de violencia que paralizó durante semanas la vida social y económica.
Escuelas suspendieron clases, comercios cerraron y la población quedó bajo un ambiente de tensión permanente.
Pese a la presencia de la Policía Estatal y de fuerzas federales en distintos operativos de seguridad, las agresiones contra policías comunitarios y habitantes no han cesado.
El último reporte oficial antes de la emboscada señalaba que elementos estatales realizaban labores de patrullaje en Ayutla para disuadir la violencia, pero las comunidades denuncian que estos operativos resultan insuficientes ante la capacidad de fuego de los grupos criminales.
La violencia en Guerrero, especialmente en la Costa Chica y la Montaña, refleja un contexto más amplio de inseguridad en la entidad, donde las organizaciones criminales han fragmentado el territorio en pequeños feudos de disputa constante.