Erin, el primer huracán de la temporada atlántica 2025, alcanzó este sábado la categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson, con vientos de 255 km/h, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos.
El fenómeno avanza hacia el Caribe y podría provocar inundaciones repentinas, deslizamientos de tierra y marejadas peligrosas.
El organismo informó que el ojo del huracán se desplaza en dirección a las Antillas Menores, incluyendo las Islas Vírgenes y Puerto Rico, con fuertes precipitaciones que podrían superar los 15 centímetros en zonas aisladas.
Las autoridades emitieron alertas de tormenta tropical para Saint Martin, San Bartolomé y Sint Maarten.
“Erin es ahora un catastrófico huracán de categoría 5”, advirtió el NHC en su reporte de las 15H20 GMT.
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Riesgo de inundaciones y marejadas
El huracán se fortaleció rápidamente a lo largo del día, pasando de categoría 3 a 4 y finalmente a 5.
El NHC alertó sobre posibles inundaciones urbanas y deslizamientos de lodo en áreas montañosas, además de marejadas que afectarán al norte de las Islas de Sotavento, las Islas Vírgenes, Puerto Rico, La Española (Haití y República Dominicana) y las Islas Turcas y Caicos.
El oleaje generado por Erin alcanzará las Bahamas, las Bermudas y la costa este de Estados Unidos a principios de la próxima semana.
En lugares como Carolina del Norte, aunque el huracán no toque tierra, se espera erosión costera y corrientes marinas potencialmente mortales.
Los meteorólogos prevén que Erin gire hacia el norte la noche del domingo, alejándose de la costa estadounidense, aunque manteniendo su impacto en las islas caribeñas.
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Temporada intensa y efecto del cambio climático
La temporada de huracanes en el Atlántico, que se extiende de junio a noviembre, se anticipa más activa de lo habitual, de acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). El año pasado, tormentas como el huracán Helene dejaron más de 200 muertos en el sureste de Estados Unidos.
Sin embargo, los pronósticos podrían verse afectados por recortes presupuestarios y despidos en la NOAA, resultado de los planes del presidente estadounidense Donald Trump de reducir la burocracia federal.
Expertos han manifestado preocupación por un posible debilitamiento en la capacidad de anticipar fenómenos de gran magnitud como Erin.
El cambio climático también juega un papel crucial: el aumento de la temperatura de los océanos, impulsado por la quema de combustibles fósiles, está favoreciendo huracanes más intensos y de rápida intensificación, como es el caso de Erin.
“Cada décima de grado que sube el mar es energía adicional para estos sistemas. Lo que antes era un huracán fuerte ahora puede transformarse en uno catastrófico en pocas horas”, explicó un climatólogo consultado por la prensa estadounidense.
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