La opositora venezolana María Corina Machado dedicó este miércoles el Nobel de la Paz por medio de su hija, Ana Corina Sosa, quien recibió el galardón en su nombre, a todo el pueblo de Venezuela y a los “héroes” que luchan por la “libertad”, además de los líderes del mundo “que nos acompañaron y defendieron nuestra causa”.
Machado, que vive en paradero desconocido en Venezuela, estará no obstante en la capital noruega, confirmó el Instituto Nobel, que horas antes había anunciado su ausencia de la ceremonia, un día después de que se anulase su rueda de prensa.
La opositora venezolana hizo “todo lo que está en su poder para venir a la ceremonia”, un viaje en una situación de “extremo peligro” y aunque no podrá participar en los eventos de hoy, “estamos profundamente felices de confirmar que está a salvo y que estará con nosotros en Oslo”, informó este instituto en un comunicado.
Sosa, tras recoger el premio, confirmó más tarde que en “unas horas” podrá abrazarla en Oslo y que la intención de la líder opositora es regresar “muy pronto” a Venezuela.
“Debo decir que mi madre nunca rompe una promesa. Y por eso, con toda la alegría de mi corazón, puedo decirles que en solo unas horas podremos abrazarla aquí en Oslo después de 16 meses”, dijo Sosa, quien ocupó la silla destinada a su madre junto a los miembros del Comité Nobel noruego y con una foto de Machado como trasfondo.
“Permítanme rendir homenaje a los héroes de este camino. A nuestros presos políticos, a los perseguidos, a sus familias y a todos los que defienden los derechos humanos”, señaló en su discurso la premiada, quien recordó también a los “millones de venezolanos anónimos que arriesgaron sus hogares, sus familias y sus vidas”.
“Herida abierta”
El discurso de Machado incluyó un repaso a la historia de Venezuela, en el que aseguró que llegó a ser la democracia “más estable” de América Latina, hasta que fue “desmantelada” desde 1999 por el “régimen”, al que acusó de falsificar la historia, corromper a las Fuerzas Armadas, manipular elecciones y perseguir a la disidencia.
Machado -que no mencionó ni al fallecido presidente Hugo Chávez ni a su sucesor y actual presidente, Nicolás Maduro- habló de un “saqueo histórico” y de que el dinero del petróleo se usó para “comprar lealtades” en el exterior, “mientras el Estado se fusionaba con el crimen organizado y con grupos terroristas internacionales”.
Y habló también de la “herida abierta” por la emigración de venezolanos, además de acusar al Gobierno de “quebrar por dentro” a los opositores: “Quisieron que los venezolanos desconfiáramos unos de otros, que nos calláramos, que nos viéramos como enemigos. Nos asfixiaron, nos encarcelaron, nos mataron, nos empujaron al exilio”.
Después de intentar “todo” durante tres décadas, la esperanza se “derrumbó”, dijo Machado, que calificó de “cambio de rumbo” la decisión de hacer elecciones primarias, unir a la oposición y recorrer todo el país en precampaña, un año antes de las presidenciales de 2024.
La decisión de las autoridades de no permitirle presentarse a los comicios fue “un golpe duro”, admitió la opositora, aunque el movimiento siguió adelante con Edmundo González Urrutia, quien no era visto como una “amenaza” por el “régimen”.
Machado elogió la labor de miles de voluntarios durante la jornada electoral, usando la tecnología como “herramienta para la libertad”, lo que permitió digitalizar y publicar las actas, que aseguró que dieron la victoria a González con el 67 % de los votos.
“La dictadura respondió aplicando el terror. Dos mil quinientas personas fueron secuestradas, desaparecidas o torturadas. Marcaron sus casas, tomaron a familias enteras como rehenes. Sacerdotes, maestros, enfermeras, estudiantes: todos perseguidos por compartir un acta electoral”, declaró Sosa en nombre de su madre, en un discurso pronunciado en inglés.
“Una transición ordenada”
El casi año y medio que lleva en la clandestinidad ha servido para construir nuevas redes de presión cívica y para preparar “una transición ordenada hacia la democracia”, afirmó Machado, que habló de que millones de venezolanos “ya sienten cercana su libertad”.
“Venezuela volverá a respirar. Abriremos las puertas de las cárceles y veremos salir el sol a miles de inocentes que fueron encarcelados injustamente, abrazados al fin por quienes nunca dejaron de luchar por ellos”, manifestó.
Antes de pronunciar su discurso, Sosa recogió el diploma acreditativo y la medalla Nobel que acompañan al premio, dotado este año con 11 millones de coronas suecas (1 millón de euros, 1,2 millones de dólares), de manos del líder del Comité Nobel de la Paz, Jørgen Watne Frydnes.
Frydnes elogió en su intervención la trayectoria de Machado, a quien calificó de “fuente de inspiración para millones de personas” por permanecer en su país en la clandestinidad y su “defensa de la libertad”, e instó a Maduro a dimitir.
La ceremonia estuvo presidida por los reyes Harald y Sonia de Noruega, en presencia de tres presidentes latinoamericanos invitados por Machado: José Raúl Mulino (Panamá), Javier Milei (Argentina) y Santiago Peña (Paraguay).
En ella intervinieron dos artistas venezolanos: Danny Ocean, que interpretó “Alma Llanera” y “Venezuela”, y la pianista Gabriela Montero, que tocó “Mi Querencia”.
De Venezuela a Curazao, EE.UU. y Noruega: la odisea de Machado por el Premio Nobel de Paz
El viaje a Oslo de la opositora venezolana y Premio Nobel de la Paz María Corina Machado fue una odisea que comenzó el martes con la salida de su país por vía marítima hacia Curazao, según hipótesis de analistas, y se completó con un largo viaje en avión de casi 9.000 kilómetros a la capital noruega, con escala en Estados Unidos.
Durante las últimas semanas se tejieron distintas hipótesis sobre si Machado llegaría a Oslo para recibir el premio, pues la líder opositora no aparecía en público desde enero pasado y burlar la vigilancia del Gobierno de Nicolás Maduro no sería fácil.
Sin embargo, Machado, de 58 años, llegó en la madrugada del jueves a la capital noruega a bordo de un avión privado que, según las páginas de rastreo de vuelos FlightRadar24 y FlightAware, partió esta mañana desde Curazao, una de las islas de los Países Bajos en el mar Caribe, situada solo 65 kilómetros de la costa de Venezuela.
Según el registro de vuelo de ambas plataformas, el avión que la llevó a Oslo, donde este miércoles su hija Ana Corina Sosa Machado recibió el Premio Nobel, ya que no pudo llegar a tiempo a la ceremonia, es un Legacy 600 del fabricante brasileño Embraer.
El avión, con capacidad para 13 pasajeros, está matriculado en México, tiene como base el Aeropuerto Internacional Santiago de Querétaro y es operado por la compañía JetVip Business Aviation.
Para recoger a Machado, la aeronave partió ayer del Aeropuerto Ejecutivo de Miami Opa Locka, en el estado de Florida (EE.UU.) con destino al Aeropuerto Internacional Hato de Willemstad, capital de Curazao, a donde llegó anoche.
De allí, según las páginas de vuelos, el avión partió este miércoles a las 6:42 hora local (10:42 GMT) para un vuelo de cuatro horas y 43 minutos hasta el Aeropuerto Internacional de Bangor, situado en el estado de Maine (EE.UU.), donde hizo una escala técnica.
La última parte del viaje, un vuelo de seis horas y 24 minutos desde Bangor hasta el aeropuerto de Oslo Gardermoen, concluyó cerca de la medianoche en la capital noruega.
En la madrugada del jueves en Noruega, Machado se reencontró en el balcón del Grand Hotel de Oslo con sus familiares, amigos, aliados políticos de varios países y decenas de venezolanos que la esperaron durante horas a la intemperie para recibir su saludo y festejar el Premio Nobel de la Paz.
¡Oslo, aquí estoy! pic.twitter.com/tsixUerj0q
— María Corina Machado (@MariaCorinaYA) December 11, 2025
El Comité Nobel insta a Maduro a dimitir y aceptar la “voluntad” del pueblo venezolano
El presidente del Comité Noruego del Nobel, Jørgen Watne Frydnes, instó este miércoles al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a aceptar los resultados electorales de 2024 y a renunciar a su cargo para sentar las bases hacia una “democracia” en el país, al ser ésa la voluntad del pueblo venezolano.
“Debe aceptar los resultados electorales y renunciar a su cargo. Debe sentar las bases para una transición pacífica hacia la democracia, porque esa es la voluntad del pueblo venezolano. María Corina Machado y la oposición venezolana han encendido una llama que ninguna tortura, ninguna mentira y ningún miedo podrán apagar”, dijo en su discurso de entrega del Premio Nobel de Paz.
En la ceremonia, a la que no llegó a tiempo la líder opositora venezolana, pero cuyo discurso será leído por su hija, Ana Corina Sosa Machado, Frydes acusó a Maduro de convertir Venezuela “en un Estado brutal y autoritario sumido en una profunda crisis humanitaria y económica” mientras una “pequeña élite en la cúspide, protegida por el poder, las armas y la impunidad, se enriquece”.
El máximo responsable del Comité Nobel de la Paz calificó de “una de las mayores crisis de refugiados del mundo” la emigración de venezolanos en los últimos años, cifrada por la institución en más de 8 millones de personas, es decir, una cuarta parte de la población.
Frydnes atacó al Gobierno de Caracas por instaurar “un régimen que silencia, acosa y ataca sistemáticamente a la oposición”.
“Mientras estamos aquí sentados en el Ayuntamiento de Oslo hay personas inocentes encerradas en celdas oscuras en Venezuela. No pueden oír los discursos de hoy, sólo los gritos de los presos que están siendo torturados”, dijo.
Calificó de “otra víctima del régimen” el reciente fallecimiento, bajo custodia del Estado venezolano, del exgobernador de Nueva Esparta (insular) Alfredo Díaz en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), conocida como El Helicoide, “la mayor cámara de tortura de América Latina”.
Frydnes, quien enmarcó la situación de Venezuela dentro de un avance global del autoritarismo y dijo que el mundo le había dado “la espalda”, sostuvo que Machado participó en procesos de diálogo durante años y acusó al Gobierno venezolano de ofrecer una versión manipulada de la oposición para presentarse como garante de la paz.
“La señora Machado ha solicitado atención, apoyo y presión internacionales, no una invasión de Venezuela. Ha exhortado a la población a defender sus derechos por medios pacíficos y democráticos”, afirmó.
En su discurso hizo un repaso a la carrera política de la galardonada, centrándose sobre todo en los comicios presidenciales de 2024, un “factor decisivo” en su elección para el Nobel, y calificó la actuación de la oposición para fotografiar y asegurar copias de las actas como “una movilización de base sin precedentes en Venezuela y, probablemente, en el mundo entero”.
“A todos aquellos en Caracas y en otras ciudades de Venezuela que se ven obligados a susurrar el lenguaje de la libertad: Que nos escuchen ahora. Que sepan que el mundo no les da la espalda. Que la libertad se acerca. Y que Venezuela volverá a ser un país pacífico y democrático. Que amanezca una nueva era”, dijo.
Mientras tanto, apuntó que cada vez más países, “incluso aquellos con una larga tradición democrática, están derivando hacia el autoritarismo y el militarismo”.
“Los regímenes autoritarios aprenden unos de otros. Comparten tecnologías y sistemas de propaganda. Detrás de Maduro están Cuba, Rusia, Irán, China y Hezbolá, que proporcionan armas, sistemas de vigilancia y vías de supervivencia económica. Hacen que el régimen sea más robusto y más brutal.
Para Frydnes el futuro de Venezuela puede tomar muchas formas, “pero el presente es uno solo, y es horroroso”.
Por eso la oposición democrática en Venezuela “debe contar con nuestro apoyo, no con nuestra indiferencia o, peor aún, con nuestra condena”.
